¿Te has puesto a observar cuántos árboles, plantados por desconocidos, te dan frutos y sombra?

¿Y cuántos derechos que otros defendieron y lograron, para tu disfrute y provecho?

¿Y cuántos conocimientos que seres de todo el mundo descubrieron y experimentaron, para que los tomés y desarrollés como algo natural?

Entonces, ¿por qué batallás con la vida solo por tu bien?

¿Por qué creés que te pertenece lo que obtenés o conocés?

¿Por qué especulás qué tiempo de sombra y fruto te dará el árbol que aún no te atrevés a plantar?

Almendro
Uno de los cientos de almendros que cultivó mi abuelo Miguel.

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