Me dejaste en la puerta
una sonrisa a medias
y una palabra muerta
de la mañana aquella
que amanecí sin vos.

Olvidaste un gesto
de total desprecio:
El pensamiento tieso
en tener razón.
Y ese mismo día,
me dejaste aquello
que jamás pediría:
Entre tus destellos
un matiz de amor.
Aunque nació muy leve
(y con rancio orgullo)
dejó un suspiro breve
en nuestro mudo adiós.

0 comentarios

  1. te lo tendría que cantar Sabina… como en «así estoy yo sin tí»; o «noche de bodas»…No sé, me pareció que esa voz desgarrada entre el valseado y los mariachis encajaba en el dolor de la saudadeun abrazón de almaOsvaldo

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