Habrá silencios eternos
bajo la tibia esperanza
habrá suspiros sin dueño
en el jardín de mi casa.

Tendrás palabras exactas
para el ideal encuentro,
tendrás extraña confianza
en algún beso, muerto.

Tendré minutos precisos
para decir “lo siento”
tendré un velo rojizo
para cubrir mi pecho.

Habrá mil noches así
en cada cruce nuestro
y cada vez mi rubí
descubrirás desierto.

 

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