Volví a enamorarme a los 39 años. Otra vez me ilusioné y me entregué, como si volviera a los 17. Con esta nueva relación aprendí sobre la valentía de enamorarse. Esa de la que hablaba tanto la Violeta Parra.

¿Por qué hablo en pasado? Este fue el noviazgo más breve de mi vida. Aún así, debo reconocer la intensidad terrible de lo dos veces bueno.

La valentía de enamorarse del amor
Nos dimos la mano por un tiempo breve e intenso.

Imagino que en un tiempo voy a mirar esta experiencia con distancia y sé que, como tantas otras veces, va a dejar de doler. También es posible que olvide cuánto molesta el mal de amores. Esa espina que, invisible, permanece hincada en la carne y amenaza con envenenarlo todo.

Esa espina que, invisible, permanece hincada en la carne y amenaza con envenenarlo todo.

Anabel González Ocáterli

Un poema sobre la valentía del amor

En este tiempo me ha acompañado un poema que creí bello, aunque hoy no lo sienta tan así. Pese al dolor sé que volveré a tener la valentía de enamorarme, las veces que sea necesario.

Además de confiar en el amor de pareja, sostengo la valentía de la amistad, las buenas compañías, la familia que cobija y toda la inmensa red de abrazos que sostiene, siempre.

Este es el poema para el día del amor. El texto salió publicado en Justo ahora que venía callando, poemas reunidos de Casa Poesía.

Sí, gracias

Me enseñaron a desconfiar

a preguntar qué esconde

el regalo

la sonrisa abierta

la palabra amiga

la mano

el beso

el deseo

el abrazo

la dicha

el vuelo.

No aprendí.

Anabel González Ocáterli

Ojalá nunca aprenda a desconfiar. Ojalá siga conservando la valentía de enamorarme.

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