De la más triste de las miradas
una noche como tantas otras,
sin darme cuenta la observaba
cristalina, dolida y floja.
No tan sentida como primera
ni como última guardada;
sin querer rodó en primavera
y quiso parar en mi almohada.
Quizás nunca me pude dar cuenta
de que se quedaba aquí aferrada
y pensé que era una huella
de esa historia encantada.
Borró los sueños de mi memoria
para curar un alma dañada;
pero cuesta contar la historia
de mi lágrima más olvidada.
Me emocionan tus poemas,pienso que Mendoza cuenta con un talento nuevo,fresco y desconocido y esto lo digo con pensamiento crítico.
Como amiga te digo que tenés un don Divino que permite reflejar tu alma en palabras.
Adelante con el libro!!!!
Gracias, amiga. Tus palabras me alientan. Es un placer compartir «mi alma» con las personas que quiero.