Las manos menudas
de nudillos desgastados,
oscuras y aún lampiñas.
Una sostiene la cabeza
aunque media una gorra sucia
que a esta hora no le sirve
mas que para tapar su cara
ante los turistas que lo ven
al pasar y desde arriba.
La otra, la derecha,
mantiene como un juguete
entre el índice y el medio
un cilindro relleno y prematuro,
un destino elegido
todavía a destiempo.
El símbolo de los hombres,
el vicio de unos cuantos,
sin remediar siquiera cuanto
escatiman a otros bienes.
Los proyectos derrumbados
en su cuerpo y bolsillos
acompañan al chiquillo
que la hierba convierte en ceniza
y a su boca lleva el humo,
cadenas para algunos
como a otros garantía
del eterno consumo
Del impulso impertinente
y la nicotina precisa.

 

Es un honor compartir con ustedes este poema que fue publicado en la revista virtual de la Facultad de Filosofía y Letras, Univesidad Nacional de Cuyo:
Revista Mosaico.
Figura en la sección Plumas, dedicada a escritores de la provincia de Mendoza.
Gracias, querida Marcela, por el espacio brindado.

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