El de las tetas caídas. Este es el poema que más me piden que recite y que he disfrutado memorizar para compartirlo. Nació en medio del proceso de aceptar los cambios que aparecieron en mi cuerpo después de los embarazos y del dar de mamar.
En este blog no he escrito mucho de temas tabú. Alguien puede pensar que me avergüenza hablar así de mi cuerpo. Y es cierto, al principio me costó, pero cada vez me resulta más natural hacerlo.
Poemas recitados
Recuerdo con alegría una vez que compartí este poema en una peña y una señora mayor se paró para aplaudir de pie y felicitarme. En otra oportunidad Yoel, mi compañero, cerró con un «¡Hurra!» que no esperaba: «Yo también amo esas tetas caídas» y la risa de los presentes.
Debo admitir que hubo un recitado que me costó bastante, en la playa. El desafío que me propuso mi hermana Evangelina terminó en un video algo atrevido que pongo al final.
Entonces, aquí la invitación: Aceptar el cuerpo frente al espejo, aceptar el río seco frente a lo que se espera de una madre. Aceptarte diferente y amarte así.
Este es el poema de mis tetas caídas:
Amo estas tetas caídas.
Universo de río seco
estira la piel suelta
libre de crema
aclarante, tonificante,
homogeneizante.
Dos pliegues esconden
el aroma exudado
míseras emociones.
Amo el gran surco
el enorme cañón
que ahora es chato.
Amo estas tetas caídas
más que las verdades eternas,
las amo observar mis pies
cubiertos de raíces desatadas
las amo custodiar mi ombligo
en tardes con destino de nada
en noches hechas sin flashes
en mañanas de espejo.
Cóncavo respiro de silencio
lejos
del escote,
de la leche,
del comezón turgente,
amo estas tetas caídas.
Anabel González Ocáterli
En 2019 el poema salió por primera vez publicado, en el primer Fanzine de Chuncanxs, I Foro de escritorxs mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries mz.
Finalmente, aquí puedes verme en la playa de Viña del Mar (Chile) cumpliendo el desafío de mi hermana, la youtuber y viajera, Evangelina González.