No me pidas que sea
injerto en tu rama,
quiero ser árbol.
Botaré al olvido
mi historia toda
y quedaré contigo
en sumisa fe
el día en que el cielo
vista de rojo
y el mundo termine,
así lo haré.
No me pidas que sea
injerto en tu rama,
puedo ser árbol.
Te daré mi tiempo
renunciando todo
y seguiré tu rumbo,
compañera fiel
en sueños sólo,
pesadillas mías:
el antiguo modo
de vivir sin ser.
No me pidas que sea
injerto en tu rama,
yo ya soy árbol.
Comentarios recibidos por correo…>>Marcela escribió…>Me encantó, Ani. Celebro tu poesía, la disfruto. Fiesta sensorial! Me pierdo en ella como en los caminos de Babilonia: «Encanto de mis sentidos, laberinto de mi alma».
los arboles son encantos como una cancion que brilllan siempre jalan y jalan arbolesm que brillan