No me pidas que sea
injerto en tu rama,
quiero ser árbol.

Botaré al olvido
mi historia toda
y quedaré contigo
en sumisa fe

el día en que el cielo
vista de rojo
y el mundo termine,
así lo haré.

No me pidas que sea
injerto en tu rama,
puedo ser árbol.

Te daré mi tiempo
renunciando todo
y seguiré tu rumbo,
compañera fiel

en sueños sólo,
pesadillas mías:
el antiguo modo
de vivir sin ser.

No me pidas que sea
injerto en tu rama,
yo ya soy árbol.

 

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  1. Comentarios recibidos por correo…Marcela escribió…Me encantó, Ani. Celebro tu poesía, la disfruto. Fiesta sensorial! Me pierdo en ella como en los caminos de Babilonia: «Encanto de mis sentidos, laberinto de mi alma».

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